lunes, 7 de noviembre de 2011

LA POBREZA EN EL MUNDO ACTUAL

LA POBREZA EN EL MUNDO
   La pobreza se puede definir como la situación que afecta a las personas que carecen de lo necesario para el sustento de sus vidas, es decir, que no pueden satisfacer sus necesidades básicas. El concepto no sólo abarca aspectos económicos y alimentarios, sino también incluye otros como la oportunidad de vivir una vida larga y sana, disfrutar de la libertad y el respeto por sí mismo y los demás, a vivir en un medio ambiente sano.



TSUMAMIS SILENCIOSOS      


    El papa Juan Pablo II, refiriéndose a la pobreza, advertía: “El género humano está enfrentando formas de esclavitud que son nuevas y más sutiles que las del pasado.” “Para muchísimas personas la libertad permanece como una palabra sin significado.”
   La pobreza denunciada constantemente por el Papa no es neutra. La pobreza mata.
   Los últimos datos indican que cada tres segundos está muriendo un niño en el mundo por pobreza extrema. Son 30.000 por día. Una tragedia muy superior a la horrorosa catástrofe del tsunami (se refiere al ocurrido en Asia meridional en diciembre de 2004), pero silenciosa.
  El drama de la pobreza toma múltiples formas. Informes recientes indican que más de mil cien millones de personas no disponen de agua potable. Esa carencia, según UNICEF, es la causa de 4.000 muertes de niños por día. Por otra parte, 2.600 millones de personas no tienen conexión a una red de cloacas, elemento imprescindible de salud preventiva. Cada mes mueren 150.000 niños africanos de malaria, enfermedad prevenible. En 2004, murieron por sida tres millones de personas, de ellas, 2,3 millones en el África subsahariana (una de las regiones más pobres del mundo), ya que los enfermos no pueden acceder a los medicamentos que son muy costosos. En América latina unos 190.000 niños mueren anualmente por causas evitables relacionadas con la pobreza.
   La pobreza está convirtiendo en un infierno la vida de muchos niños, forzándolos a trabajar. Uno de cada doce niños trabaja bajo las peores formas de explotación. El 97% de ellos se halla en naciones en desarrollo. Ciento ochenta millones de niños y jóvenes menores de 16 años son sometidos a trabajos peligrosos, esclavitud, trabajos forzados y reclutamiento. En América latina, el 17% de los niños trabaja, empujados por la pobreza y la falta de educación.
   Los pobres son, asimismo, los que pagan los costos principales por las catástrofes naturales. Tienen un índice de vulnerabilidad mucho más alto, porque viven en los lugares más expuestos, en viviendas precarias, y los sistemas de prevención y protección son muy débiles en esas áreas.
   Además hay una brecha creciente entre las esperanzas de vida en diferentes regiones y grupos sociales. Mientras que en los 26 países más ricos llega a los 78 años, en los 49 más pobres es sólo de 53 años. Mientras que la mortalidad infantil para menores de cinco años en Suecia fue de tres por mil, en el áfrica subsahariana llega a 168 por mil, y en América latina, al 71 por mil.
   La solución a este tema tiene que ver con prioridades, solidaridad, realización de esfuerzos concretos de todos, pero especialmente por parte de quienes más pueden ayudar.  Mientras que los cambios no se produzcan, los tsunamis silenciosos de la pobreza seguirán cobrándose vidas a diario.
   También Juan Pablo II señaló: “En el mundo de hoy no basta limitarse a la ley del mercado y a la globalización. Hay que fomentar la solidaridad.” “Un modelo de desarrollo que no tenga presente estas desigualdades y que no las afronte con decisión no podría prosperar de ningún modo.”
  



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